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Tesorerías de Activos Digitales: El Caso de Prueba Institucional de Bitcoin

Las Tesorerías de Activos Digitales (DATs) son los primeros laboratorios que prueban cómo un activo descentralizado puede operar como capital productivo dentro de la arquitectura de las finanzas corporativas, sostiene Fabian Dori, director de inversiones de Sygnum Bank.

Por Fabian Dori|Editado por Cheyenne Ligon
23 oct 2025, 1:00 p. .m.. Traducido por IA
Bitcoin

Una pequeña pero creciente clase de empresas está avanzando más allá de mantener Bitcoin como una reserva estática. Están integrándolo en la estrategia de capital, utilizándolo para recaudar fondos, asegurar crédito y generar rendimientos. Estas Tesorerías de Activos Digitales (DAT, por sus siglas en inglés) son los primeros laboratorios que prueban cómo un activo descentralizado puede operar como capital productivo dentro de la arquitectura de las finanzas corporativas.

El fenómeno comenzó con Estrategia pero desde entonces se ha ampliado. Metaplanet de Japón, The Blockchain Group de Francia y de EuropaTwenty One Capital son ejemplos principales de empresas que han desarrollado modelos que posicionan a bitcoin no solo como una inversión, sino como un instrumento financiero funcional. Sus experimentos están acelerando un proceso más amplio: la financialización de Bitcoin, y potencialmente de otros tokens también.

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De activo a infraestructura de balance general

Históricamente, el bitcoin funcionaba como una reserva alternativa de valor, una cobertura no correlacionada contra la depreciación monetaria. Los DAT están ampliando esa ecuación. Al utilizar bitcoin para acceder a liquidez mediante préstamos, deuda convertible o estructuras de fondos, lo están tratando como garantía programable y un activo productivo. Este cambio de la propiedad a la utilización marca la entrada del bitcoin en las finanzas corporativas tradicionales.

La emisión convertible se ha convertido en una característica común de esta estrategia. Los bonos cupón cero y las notas vinculadas a acciones permiten a las corporaciones recaudar capital fiduciario mientras mantienen la exposición al alza a la apreciación del bitcoin. Los inversores obtienen un potencial de rendimiento asimétrico, mientras que los emisores optimizan su costo de capital. Es una inversión de la visión tradicional que considera la volatilidad únicamente como un factor de riesgo; en este nuevo modelo, la volatilidad al alza se convierte en parte de la propuesta de valor.

Midiendo la resiliencia a través de mNAV

Para evaluar estos nuevos modelos de tesorería, los inversores han comenzado a confiar en una métrica conocida como el Valor Neto de Activos de mercado, o mNAV, una medida de cuán efectivamente una empresa convierte las tenencias digitales en capital real y productivo.

La clave para comprender la sostenibilidad de estas estrategias radica en el mercado Valor Neto de los Activos, o múltiplo mNAV. Conecta la lógica de valoración tradicional con la dinámica del mercado cripto.

El mNAV de un DAT se correlaciona directamente con el precio del activo subyacente, lo que explica gran parte de la volatilidad a corto plazo en las valoraciones de capital de estas empresas. Sin embargo, lo que más importa no es el nivel absoluto del mNAV, sino el múltiplo que los inversores están dispuestos a asignarle. Ese múltiplo refleja la confianza en la capacidad de una empresa para generar ‘alfa’ más allá del rendimiento base de bitcoin mediante una asignación disciplinada de capital, ingeniería del balance y generación incremental de rendimiento.

Cuando los múltiplos mNAV se comprimen en promedio, indica un mercado que premia la gestión del riesgo sobre la especulación. Cuando el múltiplo disminuye para una empresa específica, resalta riesgos idiosincráticos. Los datos recientes muestran ambos patrones. Las DAT que siguieron una emisión agresiva de deuda o que dependieron de una dilución frecuente de capital han visto su los múltiplos mNAV caen por debajo de 1x, lo que implica escepticismo por parte de los inversores sobre la sostenibilidad de su enfoque. Por el contrario, las empresas que mantienen colchones de liquidez y estructuras diversificadas de tesorería están preservando su prima, aunque a un nivel algo reducido, lo que demuestra que el mercado valora la prudencia y la disciplina operativa incluso en un entorno de alta beta.

En este sentido, mNAV funciona como la nueva relación precio-valor contable para las finanzas de activos digitales, un referente institucional que distingue la administración financiera del oportunismo.

Una nueva disciplina para un nuevo activo

La integración de Bitcoin en la gestión de tesorería también está imponiendo nuevas restricciones. Los precios de las acciones de los DAT ahora se mueven casi al unísono con Bitcoin, amplificando la volatilidad. Ese vínculo es inevitable, pero la diferencia entre fragilidad y resiliencia radica en la estructura: cómo una empresa gestiona su deuda, emisión de capital y liquidez en relación con su exposición a las criptomonedas.

Los DAT bien gobernados están tomando lecciones de las finanzas tradicionales, sometiendo a pruebas de resistencia los ratios de apalancamiento, estableciendo límites de cobertura, implementando esquemas de gestión de flujo de caja y liquidez a largo plazo, y creando comités de riesgos para gestionar sus posiciones de criptomonedas con el mismo rigor aplicado a divisas, commodities y otros activos tradicionales. Así es como Bitcoin pasa de ser una posición especulativa a convertirse en un componente regulado de la infraestructura financiera.

Paralelos institucionales

Un reequilibrio similar es visible más allá de las empresas. Diferentes fundaciones de criptomonedas ahora gestionan tesorerías combinando tokens nativos con activos tradicionales como efectivo, ETFs y renta fija. Su objetivo no es reducir la exposición digital, sino estabilizarla, un enfoque idéntico en lógica a la teoría de portafolios multi-activos.

En las finanzas tradicionales, los gestores de activos diversifican entre monedas, materias primas y crédito para optimizar la liquidez y la duración. Los DAT ahora están replicando esta lógica en cadena, combinando activos nativos y fiduciarios para lograr el mismo objetivo. La diferencia es que el bitcoin ya no es periférico en ese proceso: se encuentra en su núcleo.

De corporativos a soberanos

Estas dinámicas ya no se limitan al sector privado. El gobierno de EE. UU. anunciando una reserva estratégica de bitcoin, los primeros estados estadounidenses como New Hampshire o Texas siguiendo el ejemplo, o el Fondo Soberano Intergeneracional de Luxemburgo invirtiendo el 1% de sus activos en bitcoin son pasos modestos. Pero ilustran cómo la adopción de bitcoin, desde una reserva de valor hasta un colateral programable y, finalmente, un activo productivo, como lo han pionero las corporaciones, puede también escalar hacia las finanzas públicas.

Cuando los tesoros estatales o institucionales comienzan a mantener bitcoin como parte de reservas a largo plazo, el activo pasa de ser una riqueza especulativa a la categoría de infraestructura financiera utilizable. En ese momento, la conversación ya no se centra en la adopción, sino en la integración: cómo gestionar, prestar y colateralizar bitcoin dentro de marcos regulatorios.

El camino a seguir

Bitcoin seguirá siendo volátil. Esa es su naturaleza. Pero la volatilidad no excluye la utilidad; simplemente exige sofisticación. Se están desarrollando más fondos, préstamos, mercados de derivados y productos estructurados en torno a él, cada uno añadiendo profundidad a un mercado en proceso de maduración.

Los DATs son donde este nuevo sistema está siendo probado bajo presión por primera vez. Su éxito dependerá no de cuánto bitcoin acumulen, sino de qué tan efectivamente conviertan la volatilidad en eficiencia de capital, utilizando transparencia, reservas equilibradas y una gestión disciplinada del tesoro para generar confianza.

En ese sentido, los tesoros de activos digitales pueden considerarse un campo de prueba para el próximo paso de bitcoin hacia la adopción institucional. Su evolución nos mostrará qué tan rápido el primer activo digital del mundo puede convertirse no solo en una reserva de valor, sino también en un componente funcional de las finanzas modernas.

Nota: Las opiniones expresadas en esta columna son las del autor y no necesariamente reflejan las de CoinDesk, Inc. o sus propietarios y afiliados.

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